
Para los invasores de terrenos que actúan con total impunidad, la inversión privada les importa un bledo, al igual que la justicia. Por lo visto, de acuerdo a esta información, no hay nadie que proteja la propiedad privada y la inversión en esta región.
Han pasado varios días, exactamente el 6 de setiembre, desde que ocurrió un incidente extraño o raro en el km 13.4 de la carretera Iquitos-Nauta, cuando uno o varios pirómanos intentaron incendiar un próspero fundo agroforestal, exactamente el fundo “San Gerardo”.
En las indagaciones hay quienes señalan a una persona; otros dicen que fueron varias. En realidad nadie sabe quiénes fueron los criminales que prendieron fuego, intentando arruinar y acabar totalmente un proyecto ecológico privado, en el que se ha invertido mucho dinero en los últimos 30 años; tampoco se sabe de las motivaciones reales o de autores intelectuales.

El fuego provocado se extinguió por las plantaciones verdes existentes y por efectos de los vientos o porque Dios no quiso fatalidades; sin embargo, de alguna manera provocó daños atroces: quemó media hectárea de terreno, calcinó dos carachupas, árboles de aguajes, pijuayos, frutas, incineró 2 toneladas de la planta Amor Seco (Desmodium adscendens) utilizado como abono orgánico, plantas maderables y otros perjuicios más, provocando pérdidas incalculables en términos financieros, además de grave atentado contra el medio ambiente.
No hubo víctimas humanas. Pero la maldad se extendió hasta un criadero de “carachupas” o armadillos amazónicos. Varios quedaron heridos; el pasado 10 de setiembre dos ellos no resistieron y murieron. Ojalá la policía y fiscalía ecológica se den una vuelta por el lugar.
Los propietarios señalan que por ese sector vive gente tranquila; aunque no muy lejos de allí, existe una propiedad invadida. Hay versiones que señalan aquel día, en los exteriores del fundo agredido, “San Gerardo” para ser exacto, había calma y un mínimo de transeúntes; pero si había movimiento en el terreno contiguo invadido.
Esperamos que las autoridades no se queden en un silencio absoluto sobre este crimen contra la naturaleza. ¿Dónde están los defensores de la inversión privada? ¿Por qué no se pronuncian los organismos defensores del medio ambiente o de la ecología? ¿Dónde están los que están a favor o en contra de la firma del Tratado de Escazú. Puro bla bla.

Cuántos empresarios emprendedores, propietarios de áreas de terreno, dedicados a ciertas actividades económicas se podrían ver afectados, perjudicados y arruinados en su trabajo e inversión en la ecología por gente que se ríe del medio ambiente y sus normas penales, sin importarles nada; personajes, en su mayoría traficantes de terrenos, que justifican sus crímenes diciendo que “tal espacio está en abandono”.

Por tanto, lo ocurrido la tarde del pasado domingo 6 de setiembre a las 4 de la tarde en el sector del km. 13.4 carretera Iquitos Nauta” no debe quedar como un hecho anecdótico y sin que nadie diga algo. Nadie en su sano juicio podría intentar la incineración de aproximadamente 200 plantas de aguaje. Pero además, se puso en riesgo 9,000 kilos de abono orgánicos especial de (Desmodium adscendens), que permite un desarrollo sano y nutritivo a cualquier tipo de vegetal; este abono tiene un valor incalculable en términos financiero y ecológicos.
El fundo “San Gerardo” es una propiedad registrada oficialmente en el Ministerio de Agricultura para producir aguajes, amor seco (Desmodium asdcendens), Abuta. Cumple con las recomendaciones de cuidar el medio ambiente con la producción orgánica; además, está al día con el pago de los tributos e impuestos que señalan las normas. No es producto de una casualidad o de algún negociado de terreno ilegal. Está registrado en la SUNARP.

¿Quién defiende a los que cuidan promueven la ecología y hacen patria en el campo agroforestal? ¿Quién los defiende de los actos de vandalismo? cuyos fines serían, en primer lugar, destruir toda la vegetación existente y volverla en tierra árida. El intento piromaníaco en el fundo “San Gerardo”, es una señal criminal contra nuestra naturaleza, una amenaza latente.